Juan Freire nos cuenta en Nómada sobre el experimento de Cliff Harris. Harris diseña videojuegos para Positech Games, una pequeña compañía británica especializada en juegos para computadora. El factor pequeño es clave en este asunto, porque Positech vende directamente los juegos y a precios bastante bajos para el mercado ($20 contra lo que encuentras en Amazon hasta $80). Como ni así se libraban de la piratería, y les dolía más que a los grandes productores, este tío posteó en varios foros y su blog un llamado a que los piratas le expliquen sus motivos y de esa manera encontrar formas de que compren los juegos.
Los resultados están disponibles en Talking to Pirates. De acuerdo a Harris, las versiones políticas o ideológicas fueron pocas, y además poco convincentes. Donde sí habían datos relevantes fue en el tema de los precios altos, y aún más si vivías fuera del Reino Unido o de Estados Unidos. Hasta alegaban que se podía motivar la compra por impulso. ¿Será como cuando me voy a Polvos Azules y regreso con 12 juegos, 24 películas y todas las cinco temporadas de Babylon 5?
El resto de quejas se referían a la calidad de los juegos, y no por pinta o contenido, sino porque te los acabas demasiado rápido, te aburres, o simplemente no se pueden jugar. Otros se quejan por la Gestión de Derechos Digitales (DRM), que Positech ya abandonó según los logos en su página principal. Chequeando el tema a grandes rasgos, es casi lo opuesto a la filosofía del software libre. Otro argumento, más práctico, es que descargar los juegos es más cómodo y sencillo que buscarlos en las tiendas.
Un punto a favor de la sinceridad: hubo gente que confesó que piratea porque le gustan las cosas gratis y punto. Para no darle más vueltas al asunto.
Las conclusiones de Harris: deshacerse del DRM, hacer demos mejores y más largos, tratar de bajar más los precios (hasta $9,95), ponerle más ganas a la calidad del juego pensando en los conocedores, y por último, facilitar la compra de los juegos en los canales de distribución.
Tanto Cliff Harris como Juan Freire mencionan (con un toque de amargura) que este experimento y sus conclusiones no revolucionará la industria y nos seguirán vendiendo pura apariencia y poca jugabilidad real. Sin embargo es un esfuerzo de entendimiento -más que estudio- de tu público, y sobre todo del público que se te escapa, lo que probablemente dará más que hablar mientras más penetre la distribución digital de contenidos y los nuevos productores, editores o creadores se vean en el lugar de Positech Games.
El blog de Oscar Gallo 
Un buen experimento sin duda ¿Has visto el post de Enrique Dans?
No lo había visto, está bueno. En efecto, somos Copyright Criminals. Me suena a buen nombre para banda de rock.