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8 cosas que aprendí de la campaña de Revocatoria 2013

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Antes de ver el debate o exposición de motivos de la Revocatoria 2013, y tal vez mientras ocurre, anoto varias conclusiones que he encontrado sobre cómo se llevó la campaña. Trato de dejar de lado mi preferencia y comentar los aciertos y fallos de cada uno por igual:

1. Las elecciones municipales necesitan segunda vuelta sí o sí. La legislación actual (Ley 26864, Art. 23) coloca como alcalde o alcaldesa «al ciudadano de la lista que obtenga la votación más alta«. Incluso la versión original del artículo, que ponía una valla mínima del 20% de votos válidos, deja un potencial 80% del electorado inconforme con el resultado.Como hemos visto en el caso limeño, el 2010 dejó a casi un 62% de electores que no apoyaron a Susana Villarán en las urnas. Encima de eso, tuvimos casi un 25% de votos que no fueron ni para Fuerza Social ni para el PPC (Lourdes Flores).

De hecho, desde los primeros meses de gestión ya se hablaba de impulsar una revocatoria. Y en adelante, durante los dos primeros años de gobierno, se sintió en el concejo municipal una dura y pública crítica hacia la gestión por parte de regidores como Luis Castañeda Pardo o Alberto Valenzuela (PPC) o Fernán Altuve (Cambio Radical).

¿De qué manera hubiera ayudado una segunda vuelta? Como en la última elección presidencial, el segundo proceso ayuda a generar alianzas (como el mentado «co-gobierno» nacionalista-peruposibilista), neutralizando hasta cierto punto a las fuerzas opositoras en el futuro; y en especial, obliga a los electores a comprometer su decisión. El que votó -a regañadientes- por Ollanta Humala recién en la segunda vuelta del 2011 o por Alan García en la del 2006 puede quejarse y reclamar, pero sabe que en su momento optó por el «mal menor» y fue su decisión, quedó representado en el resultado final del proceso.

¿Por qué es necesaria una segunda vuelta para el gobierno nacional y no para los municipios y regiones? ¿Es tener una base política en realidad débil otros  factor no contemplado de la falta de ejecución de presupuestos o falta de obras en las provincias?

2. Si no generas alianzas antes, créalas después. Pero hazlo. Tarde y con prisas Fuerza Social (ya con el apoyo de Perú Posible) y el PPC trataron de unir fuerzas cuando vieron que todo el Concejo Municipal estaba en riesgo y no sólo la cabeza de la alcaldía metropolitana. Del mismo modo, a una campaña pro-revocatoria que parecía liderada por Marco Tulio Gutiérrez le siguió el liderazgo de Solidaridad Nacional y luego del APRA, hasta formar un frente más o menos equitativo.

Como en el punto anterior, la fuerte oposición al interior del Concejo dejó en evidencia las carencias de la gestión municipal. Y la repentina re-alineación de los pepecistas al lado del «No» puede haberse visto como inconsistente o convenida. Lo mismo, todas las cabezas del «Sí» alternándose el liderazgo parecían una competencia por quién quería llevarse el crédito de una eventual victoria. Todas actitudes contraproducentes para ambos bandos.

3. El voto peruano ha sido, es y será agnóstico. Como en la elección nacional, la decisión del electorado es muy difícil de «arrastrar» por las alianzas partidarias. Aún después de anunciar el apoyo de figuras que gozaron de alta popularidad en las dos elecciones anteriores, como Lourdes Flores y Pedro Pablo Kuczynski, y de todo el desfile de figuras de farándula con los brazos en cruz, no se ha visto un cambio muy drástico en las intenciones de voto. En cambio, metidas de pata como el «no es sí» de MTG o los constantes cambios de voceros del «Sí» no le han quitado tanto peso como hubiéramos creído a este frente. Lo que nos lleva a…

4. Las tácticas políticas en Perú son personalistas, pero la revocatoria no. Se trató de usar la presencia de Marco Tulio Gutiérrez, Hugo Otero, Mauricio Mulder, Luis Favre, Anel Towsend, Alejandro Toledo, y hasta Philip Butters -y la casi ausencia de Susana Villarán y Luis Castañeda Lossio en toda la campaña- para atacar a cada bando. Es un estilo clásico en política: Al estar cada partido representado en una figura clara, es un recurso fácil y efectivo derribar al opositor con base en antecedentes o defectos personales que en su plan o propuesta de gobierno. Pero cuando la campaña es «a favor/en contra», el argumento personalista no hace mucho por cambiar la intención, hasta donde lo percibo.

5. Si no pasa en Lima, no preocupa al Perú. Miremos el tema de los dos ángulos: Toma demasiado tiempo (27 meses de 48 en este caso) revocar a la autoridad, y el periodo de transición (21 meses) es muy apretado para los ajustes que hay que hacer (la corriente de los «cuatro alcaldes en dos años»). Recién en esta versión del proceso, presente en la ley desde 1994, los partidos políticos y la prensa «nacionales» se han venido a interesar en las deficiencias del reglamento de la revocatoria. Porque es la primera vez que ocurre en Lima.

6. Encuestitis, encuestitis everywhere. Con sondeos de opinión y encuestas poco transparentes, los únicos que ganan son los productores de noticias ociosos y los que pagan el estudio. El JNE trató de mejorar la fiscalización en el 2011, y se les vinieron encima. Acá el faux pas lo dio IMA, prácticamente invirtiendo las cifras que todas las otras encuestadoras han publicado hoy. Por supuesto, siempre está la posibilidad de que al final IMA tenga razón y todas las otras encuestadoras estén dando números equivocados. ¿Y los controles? No se oye, se guarda el tema hasta el 2016.

7. Plataformas de lanzamiento. Los partidos han aprovechado el proceso para poner a prueba «planchas» o equipos de trabajo para las elecciones presidenciales del 2016. No es casualidad que Nadine Heredia, Keiko Fujimori y Alan García se hayan mantenido al margen, son los únicos candidatos con una oportunidad fuerte de aspirar a la presidencia. La elección de autoridades es un proceso de representación democrática. La revocatoria es un proceso de control. Haciendo una analogía, el jefe (los ciudadanos) está recién haciendo una evaluación de desempeño mientras los candidatos ya están llenando su mesa con CVs. Son más una molestia que opciones a considerar en este momento.

8. Las otras revocatorias pendientes. En la campaña 2011, Ollanta Humala propuso la revocatoria presidencial. En el gobierno anterior, dio muchas vueltas en medios la propuesta de renovación del Congreso por tercios. Esperemos que experimentar de cerca las críticas al proceso de revocatoria municipal sirva a los legisladores actuales para mejorar la formulación de estos otros procesos -necesarios- de control ciudadano.